El problema existencial es que siempre llego tarde, o demasiado temprano.
En cualquier caso el dilema es que nunca llego a tiempo; entonces pedí que me regalen un reloj..
Pero no cualquier reloj, uno sumergible, porque quizás estando bajo el agua llegue mi momento especial y por no saber la hora se me pase de largo y pierda el tren (subte, colectivo, avión, barco..).
El medio de transporte es indistinto. Lo que importa es quien lo lleve adelante.
O quizás, mejor aún, yo sea quien lleva el recorrido y todavía no logro encontrar esa puta calle del sueño donde me cruzo al amor de mi vida.
Sea cual sea el motivo, ahí voy.. frente a todo, avanzando con mas ganas y sonrisas que ayer, porque en algún lugar me esperan.
viernes, 31 de enero de 2014
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