Y, por supuesto ¿Qué hace un cronopio encubierto cuando se enamora?
Pierde un poco la cabeza, pero lo disimula. Lo anota en una libreta minuciosamente, luego olvida la libreta y lo anota en todas partes. No usa reloj, porque no lo entiende. Pero si usara y lo entendiera, olvidaría como usarlo. No corta margaritas pero se tienta. No compra rosas. Se las roba y las regala. No dibuja en libretas, pinta al oleo y se llama a sí mismo: artista.
Un cronopio encubierto jamás se enamora de una fama. Los cronopios encubiertos solo se enamoran de cronopios. Los famas son tentaciones pasajeras.
Cuando a un cronopio encubierto le rompen el corazón, bebe whisky salado sentado en algún barecito donde nadie lo conozca. Fuma tabaco caro. Y decide que prefiere ser fama.
— Historia de Cronopios y Famas, Julio Cortázar
— Historia de Cronopios y Famas, Julio Cortázar