No es tan fácil encontrar por la calle a una niña infestada de pecas, al menos no con una sonrisa eterna que permanece aún en las situaciones más adversas. Y no es porque no te importe la vida, sino que tú si sabes cómo vivirla. ¡Qué envidia! Siempre que a mi mente llegas me estás sonriendo, como si supieras que me hace falta tu alegría. Esta noche voy a dormir y a soñar que tu sonrisa no es cuestión tuya, sino mía.
[Ojilvee A. Pineda.]
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