En realidad si me pongo profunda podría afirmar que la sonrisa solo tiene sentido cuando sale del alma, cuando no podes ni siquiera explicar con palabras porque vive dibujada en tu rostro esa curva que te resalta los cachetes, aún cuando el mundo parece conspirar en tu contra una y otra vez.
A veces me da por creer que sonreír es tener la actitud suficiente para demostrarle al universo que si se quiere se puede estar bien, y que no son las cosas ni las personas las que nos limitan, sino nosotros mismos, la forma en que decidimos enfrentar el día a día.
Sonreír es saber, entender y asumir que a pesar de que todo parezca estar en penumbras a nuestro alrededor existe una mínima luz de esperanza y fe en algo que intentaremos que pase, en alguien que intentaremos hacer sentir un poquito menos peor, aunque sea una vez, con la simple finalidad de que no sienta soledad.
Sonreír es eso que no puedo dejar de hacer porque aprendí que es más factible que pueda ayudar a alguien mostrando mis dientes de esa forma, sin palabras.
Sonreír es resumir en una mueca todo lo que transmiten mis ojos brillantes cada vez que recuerdo que estás ahí, en algún lugar intentando descifrar la ecuación de la vida para poder sonreír sin límites.
Te regalo un segundo de mi sonrisa por cada día que olvides como hacerlo, por cada hora que sientas que el mundo no está a tu favor, por cada minuto de melancolía, por cada segundo que respiras involuntariamente.
De esta forma quizás se pueda reconocer que a pesar de tantas cosas turbias que hay en el mundo se puede ser la causa y efecto de la sonrisa en el rostro de una persona, en este caso, vos... de la mía.
'Recuerda que casi no te cuenta nada ¿qué te cuesta sonreír?
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