Comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.
Mafalda.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Miedos de vida.

Me habló del miedo. Por primera vez lo leí con una sinceridad absoluta, sin saber que contestar rápidamente. Siempre tengo frases hechas para todo, soy una especie de escritora poética envuelta en un cuerpo ácido y para nada lindo.
Me habló de un miedo. Todos tenemos miedos. Normales, ilógicos, absurdos. La vida esta compuesta por miedos para que sintamos mas emoción al superarlos. Comenzas a vivir cada vez más a medida que logras eliminar algunos miedos.
Cuando sos chiquito tenes miedo de caminar, de caerte, de golpearte. A medida que vas creciendo los miedos son otros. Miedo a los cambios hormonales, a las relaciones con chicos de tu edad, al primer beso. Seguís creciendo y los miedos siguen aumentando: miedo a la inseguridad, a no conseguir un trabajo digno, a las críticas, etc.
Siempre, durante toda la vida tenemos miedos.
Me habló de un miedo que yo superé hace muchos años: la distancia.
Cuando uno vive sin un lugar fijo las distancias se cuentan con distinta medida. Se cuentan con cariño, con amor. ¡Si supieras las veces que sufrí por las distancias! Y ahora no son más que minutos/horas que nos separan físicamente pero nos unen en amor, en valor. Después de muchos años de mudarme de ciudad en ciudad y volver a empezar, entendí que la distancia es más fuerte cuando se genera con la mente. Perdí muchas personas que consideraba mis amigos simplemente porque creía que estar a mas de 100km impedía mantener la relación. Años más tarde descubrí que esa barrera estaba en mi mente, la distancia la generaba yo involuntariamente. Cuando logré entender que la distancia se acorta con la imaginación, una carta, un mensaje, un llamado, obtuve lo que siempre desee: mantener amigos por siempre a pesar de los kms. 
Ahora, volviendo a él.. me habló de un miedo por el cual lloré mil noches. Pero no hace falta tener a alguien constantemente al lado para quererlo, convengamos que llegué a quererlo y jamás estuve ni siquiera a menos de 100km de él. No se que cantidad usar para describir lo cerca y lo lejos. Jamás lo vi personalmente, no se a que huele su piel, o como se ven sus ojos al brillo del sol ni en los días nublados. No se cuánto se arruga su cara cada vez que sonríe. No se como camina, como respira cuando esta agitado ni como es estar a su lado en silencio.
Lejos es no estar, es no escuchar, es no leer. Lejos es no sentir nada cuando lees algo que se te escribe desde el corazón. Lejos es mirar para otro lado cuando se te esta tratando de hacer sonreír al menos una vez por día.
Me habló de un miedo que perdí el día en que entendí que estamos distribuidos estratégicamente en el mundo para encontrarnos en el tiempo justo, ni tarde ni temprano. En el tiempo exacto de nuestras vidas. Las personas predestinadas a encontrarse lo hacen, y confío en que él estaba predestinado a encontrarme. Fue él quien me encontró, y quizás no fui, ni soy, todo lo que imaginaba ni esperaba, pero me encontró. Y por consecuencia yo estaba predestinada a encontrarlo en este momento de mi vida. 
Sí, nos separan mil kms, pero me unen todas las palabras que me salen cuando hablo con él y de él.. Me une la sonrisa que me genera acordarme de su cara, de las veces que me dijo cosas lindas. Me une el sonreír cuando algo me recuerda a él. Nos une el sentirnos sin tocarnos.
Me habló del miedo a la distancia, cuando yo solo estoy esperando que me deje eliminarla.