Comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo.
Mafalda.

domingo, 21 de marzo de 2010

En otoño 'algo se mueve'.

[...] Aburrirse en otoño. Viajar en tren. Comprarse un sweter verde, arrebatarles los del año pasado a los estantes o a las polillas. Quedarse en el living de casa. Salir a la puerta a ver si llueve. Contarle un cuento a alguien. Silbar. Dejarse llevar por la imaginación, por un ataque de risa o de inspiración. Abandonarse sin culpa a todas las nostalgias posibles. Escribir cosas almibaradas de telenovela venezolana, sobrecargadas de corazones, ángeles y estrellas, con luces intermitentes, para señoras que tejen y destejen en la mecedora de mimbre, repetidas hasta el hartazgo pero siempre buenas para provocar lagrimones de los más sentidos.
Enloquecer un poco. Enamorarse mucho, no importa cómo, cuándo o de quién. Mirar la ciudad con ojos de extranjero. Enamorarse aunque sea del otoño, aunque sea una vez en la vida, permitirse esa 'crisis'. Amar un ratito - o una estación entera - las cosas que no son ni calientes ni frías, ni cuadradas ni redondas, ni blancas ni negras.
Luciana Ferrando
(periodista)

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